miércoles, 2 de septiembre de 2015

Las nuevas ideologías

Las experiencias de la Revolución Francesa, de la Revolución Industrial Inglesa y de los otros movimientos revolucionarios que acabamos de mencionar, favorecieron
el desarrollo de nuevas ideas y creencias, es decir, ideologías, que intentaron
imponerse a toda la sociedad. Muchas habían tenido origen en siglos anteriores
pero, fue a partir de la “doble revolución” que comenzaron a ser aceptadas y
adoptadas por amplios sectores de la población y los gobiernos.
Estas nuevas ideas y creencias constituyeron las bases de las ideologías modernas
como el liberalismo, el nacionalismo y el socialismo, y explican muchas de
las luchas que se desarrollaron durante los siglos XIX, XX hasta la actualidad;
incluso el surgimiento de numerosos partidos políticos y movimientos sociales
que aún hoy existen.

El liberalismo
El liberalismo es una forma de pensar y organizar la sociedad, la economía y la
política que comenzó a desarrollarse en el siglo XVII. Defendía las libertades de
religión, de asociación, de comercio y el derecho de propiedad. Consideraba que
el Estado, tenía que asegurar el pleno ejercicio de todas esas libertades y eliminar
cualquier obstáculo que existiese. Por ejemplo, el Estado no debía intervenir
directamente en la economía pero sí garantizar el libre juego de la oferta y la demanda.
El precio de los productos se fijaría en función de este “libre juego”.
Veamos un ejemplo. ¿Cómo se determinaría para el liberalismo el precio de la harina?
Según los liberales, el Estado no debía poner precios máximos o mínimos,
ni el valor de los salarios ni ninguna otra regulación. Si los fabricantes de harina
ofrecían mucha cantidad de este producto en el mercado, el precio bajaba. Si, por
el contrario, la demanda (cantidad de compradores de harina) superaba a la oferta
(cantidad de harina que ofrecían los harineros), el precio de la harina subiría.
Los liberales sostenían además que todos los hombres eran iguales ante la ley
-tenían los mismo derechos-, pero aceptaban y justificaban las diferencias económicas
y la existencia de clases sociales. Según ellos, las diferencias entre el rico y el
pobre se originaban en las cualidades naturales de cada uno; el rico lo era por su capacidad,
habilidades y constancia para enriquecerse, el pobre carecía de esas condiciones
naturales y/o no realizaba el esfuerzo suficiente para lograr sus propósitos.
A partir de fines del siglo XVIII, el liberalismo se difundió por todo el mundo aunque
no de igual manera. Tuvo más influencia en Inglaterra, Francia y Estados Unidos
y mucho menos en Alemania, Japón, Austria-Hungría o Rusia.

Adam Smith, en su libro Investigaciones sobre la naturaleza y las
causas de la riqueza de las naciones, publicado en 1776, estableció
las bases del liberalismo económico. Smith sostenía que la riqueza
estaba basada en el trabajo y que el precio de las mercancías se
fijaba en el mercado siguiendo el libre juego de la oferta y la demanda.
El Estado sólo debía crear las condiciones para que nada
interfiriera en el desarrollo de la economía. Por ejemplo, estableciendo
una política comercial de librecambio o libre comercio, es
decir, permitiendo la libre entrada y salida de mercancías (sin trabas
-impuestos- aduaneros). Estos principios sirvieron de modelo
para el desarrollo económico a lo largo del siglo XIX.
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